
Doblada la sonrisa. Con la monótona inexistencia
del que dejó de soñar que quizás exista un mañana
ese gemido es ya conocido, el mismo fantasma.
Estalactitas de miedo en el mantra,
manchas de una infancia en gris pinocho.
Se agitan las esquirlas de arena en mi playa.
Marejada en los océanos, esta noche rondan
los señuelos de una vida…, empachada en palabras
Acaba el poema, pero sé que mañana
esa sirena seguirá en el agua …
Precioso lo de la sirena
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Me alegra que te guste
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