Autorretrato

Añoro

aquel momento

qué rápido ha pasado el tiempo.

La risa silenciosa del espejo

me falta aquel reflejo de ayer

el de aquella sonrisa, que soñaba en silencio

no sabía del miedo, el terror que contengo.

(II)

La mina

negra del lápiz

deja una sombra en el cuaderno

cuando esbozo las líneas de mi cara.

Esa mancha del dibujo me muestra

que soy la misma duda, esa vieja incerteza.

Aún uso gafas rosas, aquella inocencia.

(III)

No encajo

sigo sin sitio

entre gentío… marabunta

insisto otra vez y no corrijo.

Me agarro como lapa al cariño

repongo la mejilla, la herida no hace costra

y de nuevo reincido, otra vez en lo mismo.  

(IV)

La imagen

se distorsiona,

el pánico me paraliza.

Sumida entre antiguas cenizas

rebusco en el baúl de los perdidos.

Tras evaluar los daños, me doy más colorete,

me pierdo entre la gente, en busca de esa niña.

 

 

Invierno

Acunando las horas… calendario

ya no tacho los días como antaño

olvidé en qué momento y de qué año

aquella servidumbre de lo diario.

Ya no sigo ese viejo abecedario

en el gélido clímax del invierno

apurando el final del mes de enero

primavera me grita el diccionario.

Más el frío recala en estos versos

es blanco como la flor del almendro

los acontecimientos son adversos.

En abril las promesas de azahar

las arritmias de un tiempo que no entiendo

prescindo del reloj… echo a volar.

Quimera

Me hallo tan fraccionado en este todo

que resulta difícil un resquicio

lo de irme por las ramas es un vicio

hay tanto especialista en este lodo.

Tiro de mis tijeras y algo podo

retiro lo superfluo con esmero

cojo lo seccionado lo primero

que a veces en la forma pierdo el modo.

De este examen con lupa lado a lado

escapo como puedo de la hoguera

que a mí me gusta hacerlo a mi manera.

He aprendido a vivir en un costado.

escurriéndome el seso ya cansado

hasta lograr cumplir esta quimera.

Mi mar

Existe un mar que me habla

a través de mis poemas

cuando se eriza el Levante

y hay temporal de dialefas.

Los versos gritan: ¡Naufragio!

y me alertan del peligro.

En un duelo de asonancias

las olas se manifiestan.

En esta febril singladura

mis palabras cobran voz

sale el sol… el aire es puro

bailan musas y sirenas.

Sin tempestad ni fronteras

cala en mis rimas la calma

Escucho al mar cuando habla

me sorprende al gritar: Tierra.

Puntos suspensivos

Un nombre llora

dentro de un cuaderno

protegido de los verbos

sus mordidas aprietan como

adverbios.

Y no existe un adjetivo

que resuma el silencio de la frase,

cuando cojo la goma de borrar.

Quiero reescribirlo,

pero… no lo recuerdo.

II

Esos puntos suspensivos

son el chasis del poema

la psique se va de viaje

las neuronas hacen fiesta

cuando las piezas no encajan

el puzle es más atractivo

se besan las golondrinas

y cobran vida estos versos.

Locura

Y es en esa locura

libre de cremalleras en la boca

que encuentro la certeza.

En esas noches negras deshabito

en ladridos las horas.

Que son tantos los perros… madrugadas.

que por eso prefiero

acallar mordeduras en silencios

Los gemidos del habla

me aúllan con sus ecos en la nada.

En vacíos de amor

retomo la cordura en un poema

y dejo que otros sean

el bozal y la correa del verso

en espera del alba.

Horas

Hay horas que saben como las risas  

horas como la sal

horas que parece que grita el viento

horas que escupe el mar

horas que se pierden en mis vacíos

horas para llorar…

Hay horas que escapan sin decir más

horas que ya no tengo

horas que dejé sin mirar atrás

horas en que no estás

horas en que todo va más de prisa

horas para marchar.

Hay horas que solo quiero olvidar

horas que no se van.

Silencio

A la hora en que el mundo se echa a dormir

y las flores se cierran

En el bosque de tus ojos un claro

en la mar una promesa. 

Hay copas como hipérboles de sueños

hierve sabia en mi corteza.

En la orilla coquetean unas flores

mientras juegan las abejas.

En mi techo se buscan dos estrellas

a una se le escapa un nombre

el aire murmura entre los silencios

el alma prepara el vuelo.

Mi voz

Primavera en el invierno

apuro bien un reparo

junto a las barcas alterno.

El cielo se queda claro

la bocina suena a cuerno

yo no paso por el aro.

Silencio mi voz e hiberno

sé lo que es pagarlo caro

llora en tinta mi cuaderno.

Solo así mi voz aclaro

en este silencio eterno

es la vida desde el faro.

Desorden

Esos versos que humean en la mente

palabras sin un sitio en el poema

el eco de los restos de una quema

respiran ese lastre recurrente.

La arritmia el pensamiento divergente

las letras se amontonan sin un orden

y en el caos que propicia el desorden

una nueva vía agarra la idea.

Las musas sobrevuelan la platea

la tinta se apodera de los dedos

el alma se libera de otros credos.

La voz se disecciona en verborrea

el yo interior que desde dentro arrea

se enfrenta en estas líneas a sus miedos.

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