Pablo y María

María entró deprisa en el piso. A los pocos minutos, la corriente abría una brecha en aquella atmósfera enmohecida por la monotonía. No le tenía miedo, pese a que fuera un extraño. A su lado olvidaba aquella barcaza maldita y los días escondida en la vieja casona. Él la había encontrado por casualidad. Setenta ySigue leyendo «Pablo y María»