Llevaba al menos un mes con el flamante manual de Derecho Romano cosido al sobaco. Lo siguiente era la convocatoria de gracia previa a su expulsión de la facultad. Solo pensarlo le producía urticaria. Las horas se disipaban con irreverencia conforme la fecha se aproximaba. En su mesa no cabía un alfiler. Se ausentó deSigue leyendo «La otra rana del Tormes»