Martín entra en el aula despacio. Siempre anda a paso ceremonioso cuando se dispone a dar una charla. Ya en la tarima posa el maletín en la mesa y, sin mirar al respetable, pasea su mano por la pizarra haciendo círculos con la gamuza que siempre guarda en el bolsillo. Aunque su oficio son lasSigue leyendo «El manuscrito»