Cada vez me queda menos tiempo. La válvula de mi corazón es nueva. Me han puesto dos muelles, pero tengo el motor averiado. Una anomalía genética…, dijo el cardiólogo. A este ritmo no llegó a Pascua y eso que ya ha entrado el otoño, sorteó una hoja amarillenta, embarrada en un charco que amenaza conSigue leyendo «La muñeca diablesa»